Si me hubieses amado

Si me hubieses amado, otra sería nuestra historia. No estaríamos a la mitad del camino, debatiéndonos entre el dolor y el olvido.

Si me hubieses amado, yo te habría querido y no tendríamos el cariño escondido, avergonzado y arrepentido.

Si me hubieses amado, todo tendría sentido y hablaríamos de la luna como buenos amigos.

Si me hubieses amado, habríamos concluido, tarde o temprano la realidad nos habría vencido. Pero yo lo entendería, te habría entregado mis lágrimas con ternura y buen juicio.

Tendríamos el corazón roto y no herido, porque los años y los abrazos siempre juntan los trozos perdidos pero no hay brazos que cicatricen una herida que se ha vencido.

Si me hubieses amado, hablaríamos sin culpa, sin dolor ni orgullo, libres de falsas intenciones, excusas y mil perdones. Si me hubieses amado, no bajarías la mirada, llevaríamos en alto el alma y la espada, no arrastraríamos pedazos de nada.

Si me hubieses amado, habríamos llorado, reído, gritado hasta apagar el fuego; si me hubieses amado no nos habríamos quemado, quedando entre cenizas sin oxígeno, sin vida.

Cuando me veas a lo lejos, fría, sombría y te tiemblen las piernas para dar un paso, piensa que eres tú el único culpable, que tuviste en tus manos el amor más grande, tan puro e inocente para amarte a ti, pero decidiste pasar a su lado, desafiante.

La barrera que pusiste para separarnos nos mantuvo unidos, asomándonos distraídos de cuando en cuando por la ventana, turnando nuestra suerte y nuestras ganas.

Piensa que en otro mundo y en otra vida nos reímos, distantes, de todo lo que fue y caminamos seguros a paso tendido. Pero mientras tanto, en esta, que tú has querido, callamos sonrisas entre miradas esquivas, culpando uno al otro de lo que no nos dimos, sin darnos cuenta que el llanto brota de los vacíos, de esos espacios de lo que pudo haber sido.

Si me hubieses amado, amor mío, habría una historia que contar, con un inicio y un final.